El paleontólogo Fernando Novas presentó hoy en el Museo de Ciencias Naturales Bernardino Rivadavia una reconstrucción en tamaño real del dinosaurio Austroraptor Cabazai, un depredador descubierto en Río Negro y que es único en el mundo. "Fuimos por la figurita difícil y nos encontramos con este maravilloso animal que, entre los dinosaurios carnívoros, es de un linaje diferente, más grácil en su cuello -parecido al de una garza-, que marca una estrategia adaptativa distinta y permite ver cómo era la fauna de los dinosaurios que habitaban la Patagonia 70 millones de años atrás", afirmó Novas en diálogo con la prensa.
Los huesos desenterrados son "varios de su cráneo, que permiten ver el aspecto, las proporciones y las características que lo emparentan con otros dinosaurios; varios huesos del cuello que marcan su curvatura; algunos de la espalda, un húmero del brazo y algunas garras de la mano", contó Novas.
El raptor, que vivió hace 70 millones de años, medía unos cinco metros de longitud y poseía un cráneo bajo y alargado armado con numerosos dientes pequeños y puntiagudos.
"¡Hay una garrita, hay una garrita!", gritó el investigador que llegó al tesoro y quedó registrado en un documental de la exploración que fue proyectado ante un auditorio extasiado en el que no faltaron chicos fascinados por la nueva "mascota" del museo, en Parque Centenario.
Novas y los investigadores Marcelo Isasi -técnico del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET)- y Marcelo Miñana supieron entonces que se trataba de una falange de la pata con garra de un terópedo, que define a un dinosaurio predador.
"El hallazgo de la pata permitió saber el tamaño y calcular el volumen y el peso del primer ejemplar de Austroraptor Cabazai, cuya investigación inspirará más de una monografía y tesis doctoral", comentó Novas, quien lideró el equipo de 26 personas que realizó la excavación y reconstrucción del esqueleto.
El científico enfatizó la importancia del rasgo de brazo corto del animal, porque "es el primero en su estirpe que posee una adaptación diferente".
En la evolución, los grandes dinosaurios son los antecesores de las aves, y el tamaño del brazo se transportó a la envergadura del ala.
Este ejemplar único "no solamente es más gigantesco y pertenece a otra estirpe de raptores, sino que es el que más se acerca al momento de la extinción de los dinosaurios, cinco millones antes del colapso quizá a causa de un meteorito, nadie lo sabe".
"Nadie se imaginaba que en la Patagonia iban a aparecer dinosaurios de esta estirpe de semejante tamaño: se conocía el Velociraptor de Mongolia, que mide dos metros, y en Norteamérica el Teinonicus, pero son más antiguos".
Una copia en resina poliéster del esqueleto reconstruido del nuevo dinosaurio formará parte de una exposición itinerante de dinosaurios argentinos que será montada el año próximo en Europa e se inaugurará en abril en Alemania.
Según Novas, el recorrer un territorio y hallar algo tiene mucho de prueba y error, "aunque uno tiene de antemano datos de otras personas que han recorrido lugares, fundamentalmente geólogos y paleontólogos".
"Al fin de cuentas, el descubrimiento siempre tiene que ver con el trabajo, el esfuerzo y una dosis de suerte: uno dio la vuelta por un lugar en donde el fósil estaba esperando hace muchos millones de años", opinó.
En la tarea tuvo un rol "sumamente importante" el museo vocacional Lamarque, organizado por el recientemente fallecido Alberto Cabaza en la localidad rionegrina de igual denominación, que alberga los huesos hallados.
"Es la gente que vive en la zona, la conoce mucho mejor que nosotros y también tiene interés y pasión por esta ciencia pero quizá no tuvo los medios para hacerla y por vocación ha llegado a armar estos museos", dijo Novas.
El investigador enfatizó que la labor conjunta de profesionales y vocacionales "permite una buena alianza que implica un reconocimiento mutuo de los aportes".
El trabajo fue financiado por la Municipalidad de Lamarque y la National Geographic Society, incluido el calco de los huesos originales y la reconstrucción de lo que faltaba en moldes de silicona rellenado con yeso, poliuretano o resina poliéster, que permiten gran resolución.
El hallazgo se produjo en el Bajo de Santa Rosa, zona central del Río Negro, en un sector árido de bajos y depresiones en el que crecen pocas plantas y "que a los paleontólogos nos encanta porque podemos ver las rocas directamente".
Las rocas de la zona son fosilíferas y se encontraron también cáscaras de huevos de dinosaurios herbívoros, de cuello largo, cuadrúpedos, uno de ellos llamado Bonatitán en homenaje al paleontólogo argentino José Bonaparte.
Novas afirmó que todavía no tienen una respuesta al "porqué los dinosaurios hallados en la Argentina son los más grandes del mundo, gigantescos respecto a los encontrados en Norteamérica o Mongolia, tanto herbívoros como carnívoros".
"A pesar de haberlos descubierto aquí, todavía no tenemos una respuesta a porqué las condiciones de selección, el ambiente y las características ecológicas llevaron a que distintos linajes de dinosaurios adquirieran aquí tamaños descomunales".